Grises (escala de)

Hoy he comido con un hombre que ha sentenciado: "hay dos tipos de personas, los que llevan camisa de manga corta con corbata, y los que no". Ayer estuve con otro que abría un abismo diferente: "los que devuelven los mensajes, los que no". Y me acabo de tomar una copa con un tercero: "los que leen, los que no". Y discrepo. De todo. De todos. Y es que el mundo está lleno de gente que discrimina los mensajes que devuelve, que lleva camisas de manga corta sin corbata, que lee algunos libros y otros no.

El mundo está lleno de grises. Uno de los colores más feos posibles, el único, casi, imprescindible. Lo digo con conocimiento de causa: porque mi padre corrió delante de unos grises y yo he estado muchos años corriendo detrás de otros. Mi padre delante de la poli, a por la democracia, hasta el infinito y más allá. Yo… yo detrás de una falta de dogmatismo que se me escapaba y que alcancé gracias, sí, al psicoanálisis y a la ficción. A eso y a un tipo al que mucha gente detesta y yo aprecio, un tipo al que yo le gustaba y al que no me atreví a gustar, un tipo que me dijo: "no seas dogmática". Y dejé de serlo. Con mucho esfuerzo y mucha dedicación, con muchas lecturas, mucha autocrítica y mucho entrenamiento: entrenamiento para apreciar lo que decían los demás. Que no siempre es válido, que no siempre entiendo, que no siempre me aporta. Pero… Llevo unas semanas metidas en la vida de los otros, las neuras de los otros, las miserias de los otros. Llevo unas semanas metidas en egos ajenos. Les oigo gritar (los egos nunca hablan bajito) y, en los descansos, hay espectadores que me miran con cierta envidia y me dicen cosas raras: que por qué no vivo de la cultura, yo que vendo libros, estreno obras de teatro y creo en la revolución. ¿Por qué? Pues porque no se puede, porque el mundo está súperpoblado de gente que pone el IVA al 21% para quienes, como ellos, nunca irán al cine no vaya a ser que les sirva de espejo y se descubran sus defectos.

Porque este país, el nuestro, está lleno de gente que se pone un precio muy alto antes de multiplicarse por cero.

 

P.D.: y, ya puestos, gracias a J.M. (un hombre nada gris que cree mucho en los grises) por invitarme hoy a escribir en su periódico y recordarme que tengo este blog.